Antes de someterse a una operación o a cualquier intervención quirúrgica y durante la cual exista la posibilidad de sentir algún tipo de dolor, los pacientes consultarán a su médico de confianza por las opciones disponibles para mitigarlo o, incluso, evitarlo. Una de las opciones más conocidas es la aplicación de la anestesia local.
La medicina ha logrado enormes avances en lo que respecta al tratamiento del dolor y por ello en la actualidad no existe ningún motivo para que un paciente padezca dolor durante un procedimiento médico, sin importar si se trata de una intervención sencilla o de una operación de mayor complejidad. ¡La anestesia existe para evitar todo padecimiento!
¿Qué es la anestesia y qué función cumple?
Puede afirmarse que la anestesia es un factor fundamental en el universo de la medicina. Nadie imagina ni remotamente la posibilidad de afrontar una operación o hasta un arreglo de dientes sin recibir una dosis de este elemento vital.
En concreto, la anestesia es un medicamento que se administra para bloquear la irrupción del dolor antes, durante y después de un procedimiento médico, como puede ser una operación.
Existen varios tipos de fármacos que se utilizan con fines anestésicos, aunque los más comunes son las benzodiazepinas, los opioides, la Ketamina, el Tiopental sódico, el Etomidato y el Propofol.
¿Qué tipos de anestesia existen?
A grandes rasgos pueden diferenciarse tres tipos de anestesia, en función de su alcance y la amplitud con la que actúan luego de ser aplicadas: la anestesia local, la anestesia regional y la anestesia general.
Cada una de ellas persigue un objetivo distinto y se suministra en escenarios diferentes, siempre de acuerdo al cuadro del paciente.
Anestesia general
Esta es la que genera mayor impacto, porque la persona queda completamente “dormida”. La anestesia general se utiliza para bloquear el dolor en todo el cuerpo y genera un doble efecto, ya que por un lado suprime la sensibilidad general y, por el otro, provoca la pérdida del conocimiento.
Este estado de adormecimiento se prolonga durante todo el procedimiento y se induce de dos maneras, dependiendo de lo que el profesional médico considere más adecuado para cada caso en particular.
Una opción es inyectar la anestesia general por vía intravenosa, inoculando el medicamente a través de un suero, o con gas mediante una mascarilla.
Anestesia regional
En segundo lugar, podemos mencionar a la anestesia regional, que circunscribe sus efectos a una sección determinada del cuerpo.
Se implementa con el objetivo de evitar el dolor en brazos, piernas o, incluso, en áreas más amplias como puede ser el tren inferior. Uno de sus usos más comunes se da en el caso de los partos y cesáreas con la peridural.
Anestesia local
Si estableciéramos un ranking en el que valoráramos el alcance de las anestesias, esta tabla finalizaría con la anestesia local, cuyos efectos se centran, como lo dice su nombre, en un área muy localizada del cuerpo. El bloqueo del dolor se dirige a una zona puntual, de unos pocos centímetros.
Esta clase de anestesia se suministra antes de intervenciones pequeñas. Algunos ejemplos son el arreglo de dientes, en el caso de procedimientos odontológicos de rutina, u operaciones de ojos, pero también se implementan para la realización de biopsias o la extracción de lunares u otros tejidos.
Hay dos maneras de administrar anestesia local en un paciente que está próximo a someterse a una intervención médica.
Una alternativa, y quizás la más frecuente y conocida por todos, es a través de jeringas y agujas, que infiltran el fármaco anestésico de manera subcutánea o intramuscular.
Las otras opciones varían de acuerdo al procedimiento que se esté por realizar. Si se trata de una operación relacionada con los ojos, el profesional médico seguramente utilizará el medicamento anestésico en forma de gotas. También está la posibilidad de aplicar anestesia con un spray (para la garganta) o a través de cremas o pomadas (para la piel en general).
Anestesia local: ¿cuáles son sus efectos?
De acuerdo a la investigación “Anestesia local y locorregional en cirugía menor”, publicada por los doctores Arribas Blanco, Rodríguez Pata, Esteve Arrola y Beltrán Martín, de España, los anestésicos locales “son agentes químicos que interrumpen la conducción nerviosa en una zona localizada, de forma transitoria y reversible”.
En palabras técnicas, puede decirse que la anestesia local genera una obstrucción a nivel nervioso de la transmisión de impulsos y acciones químicas y eléctricas en el interior de nuestros cuerpos.
Dentro de esos impulsos y acciones está nada menos que el dolor, una sensación que la ciencia ha combatido desde hace siglos.
El efecto de la anestesia local se limita a un área reducida del cuerpo. Su impacto, aunque limitado en términos de área de acción, no carece de efectividad en cuanto a su capacidad para prevenir la irrupción de dolor, en un paciente que atraviesa una intervención quirúrgica o un procedimiento médico que requiera de medicamentos anestésicos.
¿Cuánto dura la anestesia local?
La duración de los efectos de cualquier anestésico local se encuentra íntimamente relacionada con tres factores importantes que juegan un papel clave.
El primero de ellos es el tipo de fármaco que se utilice, ya que, por ejemplo, está comprobado que la lidocaína tiene una duración menor en comparación con la bupivacaina.
El otro punto a tener en cuenta cuando hablamos de la perdurabilidad de la anestesia local es la dosis que se suministra.
En este aspecto el razonamiento es lineal: mientras mayor sea la dosis que se le aplique al paciente, el efecto tardará menos en aparecer y, a la vez, permanecerá estable por más tiempo.
El último ítem relacionado a la duración de los anestésicos locales reside en la posibilidad de utilizar, o no, el componente de la adrenalina. Este vasoconstrictor logra que el organismo humano demore más en eliminar el medicamento anestésico.
En resumen, y siempre tomando en consideración los factores enumerados previamente, los especialistas coinciden en señalar que los efectos de anestesia local pueden extenderse desde media hora hasta dos horas, aunque también influirán aspectos relativos al cuerpo de cada paciente.