El papel de la anestesia en la medicina es fundamental, y es que se usa para llevar a cabo todo tipo de intervenciones. En este sentido, hay que aclarar que existen diferentes tipos de anestesia, siendo esta una temática que vamos a tratar en este artículo.
¡Quédate con nosotros para conocer todos los detalles…
Anestesia local
Uno de los tipos de anestesia más habituales es la anestesia local, cuya principal particularidad es que solamente actúa sobre una parte del cuerpo.
Se considera como anestesia tópica si se aplica a través de gotas, spray o en pasta, mientras que también tenemos la posibilidad de llevar a cabo infiltraciones de anestesia local.
En ese caso, se inyectará con jeringa y aguja en aquella zona donde se vaya a intervenir, siendo este un proceso que suele realizar el cirujano.
¿Cuál es la duración de los efectos de la anestesia local?
Una duda común relacionada con la anestesia local, es saber cuánto duran sus efectos. Es importante aclarar que son muchos los factores que hay que considerar para conocer la duración de los efectos. Por ejemplo, la bupivacaina es un anestésico que durará más en comparación con la lidocaína.
Además, hay que considerar si se añade adrenalina, puesto que estamos ante un vasoconstrictor que ampliará los efectos de la anestesia local.
Dependiendo de estos factores, la duración de los efectos de la anestesia local oscilará entre la media hora y las dos horas.
Anestesia regional
Otra variedad de anestesia que merece la pena conocer, es la anestesia regional. Como su propio nombre lo indica, se trata de un tipo de anestesia que se usará para adormecer una región concreta como, por ejemplo, un brazo o una pierna.
La anestesia regional cuenta con una gran relevancia en la actualidad y es que se usa en una amplia variedad de intervenciones.
En caso de que la intervención tenga lugar en una zona del miembro superior o inferior, se puede llevar a cabo a través de anestesia troncular, siendo un anestésico que se inyecta en la zona del nervio que controla la sensibilidad en esa región. Este tipo de anestesia es más común en las intervenciones de los miembros superiores.
Por otro lado, hay que conocer también otra técnica regional que se utiliza con mucha asiduidad hoy en día, como es la punción en la espalda para inyectar el anestésico en la zona próxima a la columna vertebral. De esta forma, se consigue bloquear la sensación de dolor de los nervios que tienen acceso en la médula espinal.
Dentro de esta modalidad existen dos variantes; la anestesia raquídea y la anestesia epidural. En el primer caso, para aplicar la anestesia es necesario que la aguja atraviese la duramadre que, a su vez, está cubierta de la médula espinal, mientras que el anestésico quedará inyectado en el espacio por el que circula el líquido céfalo raquídeo.
En la aplicación de la anestesia epidural, la aguja atraviesa la duramadre mientras que el anestésico queda alojado en la zona de entrada de los nervios de la médula, con la particularidad de que quedará fuera de la duramadre.
En último lugar, aclararemos que en todas las modalidades de anestesia regional el paciente se encontrará despierto durante la intervención, con la ventaja de que podrá colaborar con el especialista en caso de que sea necesario.
Anestesia general
Finalmente, hablaremos de la anestesia general como otra de las variantes que tenemos a nuestro alcance, siendo aquella alternativa que implica la ausencia temporal de la sensibilidad del cuerpo y que, a su vez, está acompañada por la pérdida del conocimiento.
La anestesia general se suele utilizar en intervenciones complejas y cuenta con una serie de fases que conoceremos a continuación.
En primer lugar, una intervención con anestesia general se inicia con la fase de inducción, en la cual el anestesiólogo administra los fármacos al paciente con el objetivo de conseguir la hipnosis, analgesia y amnesia.
Un detalle que hay que aclarar y que tiene relación con la fase de inducción, es que la anestesia provoca la hipnosis del paciente, aunque, a diferencia de lo que muchos creen, no supone estar insensible, de forma que es necesario administrar un analgésico para evitar el dolor durante la intervención.
El anestesiólogo tiene la función de monitorizar al paciente con la finalidad de controlar las constantes vitales, así como también se encargará de controlar la oxigenación, la temperatura corporal o la ventilación, que deberán ser adecuadas mientras dure el proceso quirúrgico.
Una vez que ha finalizado la fase de inducción, es momento de hablar de la fase conocida con el nombre de mantenimiento, en la que se continuará aplicando los fármacos que sean necesarios para que la intervención se realice de forma completamente segura.
La administración de fármacos durante la fase de mantenimiento puede hacer por diferentes vías, siendo la vía venosa o la vía inhalatoria algunas de las opciones más comunes en la actualidad.
Finalmente, hay que mencionar la fase del despertar y que tendrá lugar cuando la intervención ha terminado. Ahora, el objetivo del anestesiólogo será despertar al paciente y, para ello, se cortará el suministro de fármacos y, en caso de que sea necesario, se administrarán fármacos antagonistas para conseguir un efecto más rápido.
Una vez que el paciente ha recuperado el nivel adecuado de consciencia, es momento de retirar los dispositivos que se han puesto para el control de las constantes vitales, mientras que el siguiente paso será trasladar al paciente a la Unidad de Reanimación, donde estará controlado hasta que recupere la totalidad de sus funciones.
En la actualidad, es muy habitual combinar la anestesia general con la anestesia regional, debido a que es necesario complementar la anestesia con la aplicación de fármacos relajantes y sedantes que tiene como finalidad que el paciente no sienta dolor durante la intervención.
En conclusión, a través de este artículo hemos explicado los diferentes tipos de anestesia que se usan en la actualidad, y también hemos conocido las características de cada una de estas variedades y sus principales usos.